lunes, 11 de enero de 2010

El imperio romano

No existen grandes avances en estudios específicamente económicos durante el esplendor del imperio romano.
El pensamiento social romano se caracterizó por el deseo de retornar a condiciones más primitivas, una gran estimación por la agricultura, una rigurosa condena hacia las formas mas recientes de ganar dinero, y el ataque a los latifundios. El único cambio importante respecto al pensamiento griego, es que desaparece la justificación de la esclavitud. La esclavitud se estaba convirtiendo en una forma antieconómica de trabajo; luego de las conquistas, la oferta de esclavos era cada vez más escasa.
La clase gobernante perdió poder económico, los plebeyos se veían oprimidos por los elevados impuestos y el ejército se debilitó frente a provincias lejanas, conduciendo a la caída del imperio.
Sin embargo, si bien no se realizaron estudios económicos, si existió un importante legado: el derecho romano. Se sostuvo el derecho a la propiedad privada casi sin límites (toda propiedad era legítima, fuera cual fuera su extensión, desde el momento que hubiese sido adquirida de un modo conforme al derecho) y se garantizó la libertad contractual.

sábado, 2 de enero de 2010

GRECIA: PLATON Y ARISTOTELES

Contexto socio-político.
La organización social en base a la tribu fue desapareciendo al mismo tiempo que se desarrollaba la propiedad individual de la tierra, el comercio y el uso de la moneda.
La sociedad se estructura en tres clases: nobles, agricultores y artesanos. El poder político se concentraba en los nobles, quienes acapararon las mejores tierras mientras los campesinos se empobrecían explotando tierras menos fértiles y adquiriendo préstamos que, incapaces de devolver, los conducía a la esclavitud.
Se desata una lucha de clases, que da como resultado la anulación de deudas en el siglo IV y una nueva Constitución que establece un nuevo orden social: el Estado es administrado por la asamblea del pueblo y por un consejo de quinientos miembros elegidos.
El comercio exterior toma un creciente desarrollo. Para sostener la política en expansión, la Polis se alía con otras ciudades, en un gran despliegue militar. En el siglo IV se desata una lucha entre Atenas y Esparta, en donde la primera es vencida.
La estabilidad económica y social de la Polis se derrumba. El comercio hace aparecer una capa de nuevos ricos. La propiedad de la tierra se concentra.
La civilización griega jugó un papel decisivo en la toma de conciencia por el hombre de su propia dignidad.
La religión griega identifica lo divino en seres representados por humanos dotados de facultades excepcionales. La diversidad de Dioses constituye la debilidad de su religión. Para superar esta debilidad, los griegos inventan la filosofía.

Platón

Fue el primero que intentó hacer una exposición sistemática de los principios de la sociedad y del origen de la ciudad-estado.
En su obra “La república”, explica la división del trabajo y el origen de la ciudad: La ciudad es una consecuencia de la división del trabajo, la cual, a su vez, es el resultado de las diferentes aptitudes naturales de los hombres y de la multiplicidad de necesidades humanas. Para Platón la división del trabajo se trata de un fenómeno natural, y piensa en sus efectos exclusivamente desde el punto de vista de superioridad de los productos, sin pensar en el abaratamiento de costos.
En el estado ideal de Platón, existen dos clases: los gobernantes y los gobernados. Los primeros, formados por Guardianes y Auxiliares; los segundos, por artesanos.
Los Gobernantes debían ser seleccionados en la primera infancia, y debían recibir educación superior. De este modo, Platón creía en un gobierno de Elite, y para esta Elite deseaba una vida comunista: libres del degradante deseo de acumular riquezas, los individuos de ella podían consagrarse a gobernar su comunidad.

Aristóteles
Fue discípulo de Platón, aunque a diferencia de éste, no era aristócrata.
Fue el primer economista analítico.
En la constitución de su Estado ideal, Aristóteles se opone al comunismo de Platón. El ataque contra la propiedad común se basa en el argumento del “incentivo”: los individuos no se interesan tanto por la propiedad comunal como por la privada; además surgirían disputas cuando a los hombres desiguales por naturaleza en aptitudes y laboriosidad, no se les diferenciara con oportunidades de goce distintas. Lo necesario no era abolir la propiedad privada, si no darle un uso más apropiado y liberal.
Respecto a la estructura social, Aristóteles distingue dos clases: los gobernantes (militares, estadistas y sacerdotes) y los gobernados (artesanos, agricultores y campesinos).
Aristóteles desarrolla el concepto de “Crematística”, palabra que usa para definir a toda actividad que consista en adquirir bienes o riquezas. Existen dos formas de crematística. La primara consiste en adquirir bienes para satisfacer necesidades. Esta forma es natural, legítima y entra dentro de la “económica”, que es, en el sentido que le da Aristóteles, la ciencia de la vida familiar. La segunda forma de crematística, consiste en la actividad comercial. Ésta es la llamada “Crematística Pura”, que puede presentarse en tres formas: comercio exterior, préstamos por interés y trabajo asalariado; todas ellas condenables.
Creó también un concepto de justicia distributiva. Para Aristóteles, la igualdad no se consigue dando lo mismo a todos, ya que los individuos son desiguales entre sí. La verdadera igualdad consiste en darle más a quien más lo merece. Se trata de una “igualdad proporcional”.
Respecto a la justicia en los contratos o intercambios, desarrolló el concepto de “justicia conmutativa”, en donde cada uno debe recibir lo mismo que el otro. Esto condujo a reflexiones sobre el valor de las cosas. Aristóteles no dice que el principio de intercambio justo sea la igualdad entre las cantidades de trabajo incorporadas a los objetos, ya que reconoce que la calidad del trabajo debe ser tenida en cuenta. Hay que hallar entonces una “medida común” entre los objetos intercambiados. Esta medida es, según Aristóteles, la necesidad que tenemos unos de otros. En la práctica, es la moneda la que funciona como medida común de los intercambios.

martes, 29 de diciembre de 2009

El Antiguo Testamento

La lucha de la sociedad tribal, con su propiedad comunal y su actividad económica primitiva, y el proceso económico impersonal de una sociedad más compleja, estratificada en clases y castas y basada en gran parte en la propiedad privada, se refleja como un espejo en el Antiguo Testamento y en las recopilaciones posteriores de leyes e interpretaciones que constituyen el genuino pensamiento hebreo. Las nociones animistas de la primitiva religión semítica seden el lugar a la concepción idealizada de la divinidad; pero la sobrenatural majestad de Dios está atemperada no sólo por otros dos atributos básicos, la justicia y la piedad, si no también por el pacto entre la deidad y su pueblo. Es posible ver que en esta unión un sucedáneo idealizado de vínculos sociales más antiguos y estrechos que habían aflorado ya. No se intentaba aún eliminar de la doctrina religiosa todo interés pro el bienestar material en la vida terrena. El código de conducta impuesto a los miembros de la sociedad era muy estricto e incluía la admisión de ciertas obligaciones sociales superiores que diferían poco de la familia patriarcal y de la comunidad tribal.
Los derechos individuales de propiedad quedaron severamente restringidos pro largo tiempo, aunque el margen de la propiedad privada se amplió hasta incluir la tierra. Son ejemplos de las limitaciones de carácter comunal impuestas a los derechos individuales, las leyes dictadas para conservar la relación de la familia con la propiedad de la tierra y la institución de un año de jubileo (si bien no existen testimonios de su acatamiento). Pero la desintegración de la comunidad primitiva no podía detenerse. Del desarrollo de la propiedad privada nació el comercio interior y exterior, y con éste la posibilidad de acumular riqueza. Fue en este período cuando se estableció la monarquía hebrea. La descripción de la sociedad de aquél tiempo que aparece en el libro de los Reyes, y más enfáticamente aún en los lamentos, protestas y visiones de los profetas, nos da idea de la marcada división entre ricos y pobres. El lujo de la corte se sostenía gracias al gradual crecimiento de una clase esclava. Los gastos de la casa real, así como los de las guerras y los dispendiosos edificios públicos, se costeaban con los derechos de peaje y las utilidades del monopolio real sobre el comercio exterior, con el reclutamiento o leva de trabajadores e impuestos muy elevados. El resultado fue el empobrecimiento de las masas, la enajenación de la tierra y la aparición de una clase “desposeída”.
La rebeldía espiritual de los profetas refleja este cambio en la estructura económica. Denunciando la avaricia de la sociedad nueva, trataron de retrotraer a los hombres a la forma de vida del pacto, de revivir la justicia y la clemencia como principios de conducta social. Castigaban los excesos de las nuevas clases comerciales, los usureros y de los “despojadores de tierras”, y predicaron la vuelta a las limitaciones del derecho de propiedad privada. En algunos casos tuvieron éxito. La prohibición de embargar la ropa o los útiles de trabajo de los deudores persiste como principio fundamental del derecho judaico, y es uno de los que han ejercido influencia en las leyes de muchas otras naciones hasta el tiempo presente.
Pero el principal ataque de profetas fue infructuoso, pues si fueron capaces de describir claramente las consecuencias del orden social existente, no lo fueron para comprender las fuerzas mismas que lo engendraban. Podían tan solo anhelar el retorno a una edad pretérita, sin darse cuenta de que su estructura social ya era inadecuada. Alguno de los profetas parecen haber comprendido vagamente el carácter utópico de sus protestas; éstos no tenían ninguna esperanza en el futuro; únicamente esperaban ver que la cólera de Dios trajera la destrucción universal que miraban como el único destino que su mundo merecía. Otros pusieron su fe en la venida del Mesías que liberaría a los hombres del mal y los conduciría de nuevo a los modos de vida de la comunidad patriarcal.
Una visión totalmente idealista del cambio social está subyacente, tanto bajo la desesperación de unos profetas, como en la esperanza que otros ponían en la venida del Redentor. No consideraban los males que anunciaban como resultado, en parte, de una nueva estructura económica, si no que los atribuían exclusivamente a un cambio en el corazón del hombre. La codicia y la corrupción, sin ponerlas en relación con el suelo más propicio en que podían florecer ahora, fueron consideradas como las causas únicas de la miseria. El remedio era asimismo totalmente idealista: aceptar plenamente la ley de Dios, volver a vivir de acuerdo con el código religioso. No formaba parte de sus concepciones la visión clara de una nueva estructura social del futuro. La expansión de la producción y el creciente dominio del hombre sobre la naturaleza exigían las instituciones recientemente establecidas. Por lo tanto, en la medida en que los profetas se interesaron por el orden social tanto como por la conducta del hombre, sólo pudieron expresar la vana esperanza del retorno a una situación más primitiva. La rebeldía profética, importante en su día, estaba destinada al fracaso. Llegó a su cenit con la aparición del cristianismo; pero aún esta explosión de descontento, la última y más fuerte, fue incapaz de mejorar la situación del pueblo en su propio tiempo. Su idealización progresiva le hizo perder toda relación directa con los problemas sociales de cada época; pero siguió siendo una de las influencias más vigorosas sobre el pensamiento humano y la fuente más poderosa de inspiración para la conducta individual.

Roll, Eric: Historia de las Doctrinas Económicas, FCE, México.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Carta a los lectores

Estimados usuarios,

Quienes creamos este blog esperamos que encuentren en él una herramienta útil e interesante que permita encontrar explicaciones del actual pensamiento económico basadas en su evolución y desarrollo.

Analizaremos las distintas escuelas, desde la face pre-científica (en donde la economía no tenía un objeto de estudio propio) hasta la face contemporánea.

"Los hombres no pueden empezar a contruir teorías sobre el proceso económico mientras éste sea tan sencillo que no necesite una explicación especial". Eric Roll.

Los invitamos a acompañarnos en este recorrido!